En Liverpool no lo dudan: si fuese por su gente, Luis Suárez ya habría sido coronado. Para ellos, los liverpoolenses, es todo un Rey. Un monarca del gol, para ser más precisos.
Y ayer volvió a demostrar que la corona no le pesa al monarca Luis III, porque uno de sus sellos más salientes es marcar de a tres, como sucedió este sábado y, una vez más, ante el Norwich.
El Liverpool goleó 5 a 2, pero lo del delantero uruguayo fue asombroso. Anotó los dos primeros goles y le dio el primer triunfo a su equipo en lo que va de la Premier League. Y no sólo eso, lo sacó de la zona de descenso directo, y no es un detalle menor, porque el Liverpool terminó aliviando así la presión que caía sobre el nuevo técnico Brendan Rodgers.
Suárez abrió el marcador a los 2 minutos con un disparo bajo, contra el palo derecho sutil. del arquero John Ruddy y a cobrar.
A los 38 minutos, hizo otra gran jugada. Robó una pelota a la salida del área rival, le hizo "un caño" al defensa, y cuando llegó a la medialuna le pegó contra el parante derecho. Golazo.
El volante Nuri Sahin aumentó a 3-0 poco después del intervalo, con pase de Suárez (¡cuando no!) y el propio salteño se encargó de llevar la cuenta a cuatro con un tiro desde afuera del área, combado, que se metió en el segundo palo, a la izquierda del arquero Ruddy. Iban 57 minutos de juego y la victoria estaba asegurada.
Steve Morrison descontó a los 61, Steven Gerrard anotó el quinto a los 68 y Grant Holt convirtió el segundo del Norwich a los 87.
Liverpool había iniciado el partido con solo dos puntos en cinco partidos pero con la victoria salió de la zona de descenso, siempre de la mano de Suárez, el monarca del gol para los "reds".
Cabe recordar que cinco meses atrás, y ante el mismo rival, Suárez también había marcado tres goles.
El salteño terminó aplaudido por los hinchas rivales y con el balón en su poder, cedido por el propio árbitro de la contienda.
Fue otra tarde inolvidable para Luis III, el de los goles increíbles y las gambetas asombrosas, el de la magia, la potencia y la definición.
Para los liverpoolenses no hay dudas, es un Rey, "su" Rey, al que sólo le falta la corona.
Ovación
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