Eso sí, esa marca se alcanzó en un partido que presentó con bonificaciones de entrada y complicaciones al final. Es que a la gélida noche rumana la selección le puso todo el calor uruguayo casi de inmediato, con una combinación espectacular entre Gastón Ramírez y Edinson Cavani. Manejo, control y pase del zurdo volante del Bologna, más definición espléndida de primera (también de izquierda) del delantero del Napoli.
Jugadón y pico, con beso a la red incluido para llenar de emoción el alma oriental.
Con el marcador a su favor desde los 2 minutos de juego -en realidad iban 1`45"- la selección uruguaya encontró los espacios para explotar la dinámica y movilidad de sus hombres de mitad hacia arriba. La sentencia del partido pudo caer casi de inmediato, cuando Luis Suárez aprovechó la ingenuidad defensiva de los dueños de casa para escapar por la banda izquierda. Su pase a Cavani pegó en un defensa y de manera fortuita desacomodó al arquero, la jugada de gol apareció en primer plano. Sin embargo, el remate del "Matador" dio en el caño izquierdo y Rumania respiró.
El alivio duró un suspiro. Otra vez Suárez filtrándose y pasándosela a Cavani, quien en las puertas del área perdió el control del balón. Rumania, que manejaba mejor el balón pero tocaba de manera intrascendendente, porque no conseguía superar los tres cuartos de cancha, al final encontró su chance, pero el travesaño se hizo amigo de Fernando Muslera.
Un grosero penal no sancionado contra Cavani, después de estupenda pared con Suárez, cambió los ánimos. Y también mucho más el trámite del partido.
La cosa cambió de manera abrupta porque a los 49` un centro al área lo conectó Stancu y bullicio en las tribunas para sacarse el frío de la nevada. Empate 1-1 y a jugar de otra manera.
Rumania consiguió ser un poco más incisivo y Uruguay logró fabricar también sus oportunidades, pero más que nada por deficiencias defensivas del anfitrión en los balones al área.
Como ni uno ni otro logró ser más preciso en la culminación de las jugadas, el partido terminó apagándose paulatinamente.
El empate, hasta podría decirse que justo, terminó convirtiéndose en un buen partido para la estadística. Para esa racha invicta que acumula Uruguay.
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