La derrota contra Bologna determinó el quinto partido al hilo sin ganar de Internazionale de Milan, que no zafa de la mala situación y tras haber caído ante Novara, el último de la tabla, perdió ahora por 2-0 con el club ya mencionado, y otra vez jugando como local. Diego Forlán volvió a ser titular en la liga italiana después de haber superado todas sus lesiones, cosa que no ocurría desde el 1 de octubre de 2011, ante Napoli, pero no se lo vio en su máximo rendimiento. Pocas apariciones cerca del área e imprecisión con el balón determinaron que dejara la cancha a los 60 minutos. El primer tiempo tuvo bajo ritmo, y por poco el local fue apenas superior. En sus escasos intentos, se topó con el guardameta Gillet, seguro y con impecables reflejos que le permitieron sostener el cero en su arco, incluso en los momentos mejores de Inter. Maicon buscó de cabeza en la parte inicial y el arquero apareció brillantemente para contener la pelota. Luego fue el turno de Diego Forlán, en su aparición más clara del partido. El uruguayo llegó solo en la carrera al área, y remató por lo bajo pero se encontró con los pies de Gillet, que desviaron a la esférica afuera de la cancha. Inter desaprovechó las oportunidades que logró concretar, y Bologna sí lo hizo, a través de Di Vaio. La primera fue una jugada perfecta, que tuvo a los dos titulares uruguayos implicados. La comenzó Gastón Ramírez, que metió un pase exacto para el Ruso Pérez, que se la dejó a Di Vaio, para que definiera de zurda. Inmediatamente después, el delantero encontró el segundo, después de que Ranocchia la bajara de pecho. El complemento comenzó con el local 2-0 abajo en el marcador, lo que afectó la lucidez del equipo, que cometió varios errores. Forlán desperdició una clarísima oportunidad de descontar. Recibió solo en el medio del área, y apurado, pateó débilmente al arco. El disparo fue bueno, pero el arquero logró controlarlo. Eso valió la salida del delantero, que a los 60 minutos fue sustituido por Poli. El uruguayo, quien no ha logrado lucirse en Italia desde su llegada, por bajos rendimientos y por lesiones, se fue silbado de la cancha, ante una hinchada que quedaría más molesta aún a los 84', cuando llegó el tercero de Bologna para firmar la goleada. Acquafresca, quien ingresó para sustituir a Di Vaio, autor del doblete, realizó una carrera impresionante por el borde del área, ante la presión de cinco hombres. Su velocidad ganó a los marcadores y lo dejó mano a mano con el arquero, con toda la tranquilidad para definir y sentenciar el partido. El triunfo de Napoli no pesa tanto como la derrota de Inter, porque con el tercer gol, la gente que se había animado a hacerle frente al frío para acercarse al Giuseppe Meazza comenzó a abandonar las instalaciones, con visibles muestras de molestia, reflejadas en los abucheos y en los silbidos, y acentuadas en la cara de Claudio Ranieri. |
viernes, 17 de febrero de 2012
¿Quién te salva?
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